"Ni media naranja, ni príncipe azul, ni un mago adivino que cumpla mis deseos"

Esta es una de las frases que más me gustó de la charla de María Esclapez que escuché durante mi caminata de hoy.

Efectivamente, el hecho de pensar en una media naranja nos hace parecer incompletos hasta que llega alguien con quien debemos encajar. La idea del príncipe azul, como alguien que te debe rescatar de una realidad que te ha atrapado o de un destino del cual no puedes escapar por ti misma/o, también me parece que limita la responsabilidad de perseguir nuestros sueños, nuestro propio camino y delega nuestra búsqueda de felicidad. El mago, al estilo de Aladino, que adivine lo que deseo y me lo dé, es como cuando escucho... ¡cuando tengo que pedirlo, ya no sirve! ¿Cómo no se va a dar cuenta de lo que quiero si ya me conoce?

Estas expresiones contribuyen a la búsqueda del amor idealizado, a la sobrevaloración de la etapa de enamoramiento y a la dependencia emocional.

Si en lugar de buscar estas ideas de amor, cultiváramos la aceptación y la valoración de las diferencias, entendiendo que no necesariamente debemos encajar o completar a la otra persona, que ésta puede estar completa ya, y que nuestra existencia puede sumar para hacerla aún mejor. Si pudiéramos empoderarnos lo suficiente para cuidar de nosotros mismos y mejorar nuestra comunicación, de modo que podamos expresar nuestras necesidades sin miedo y con la convicción de que la otra persona hará lo mismo, podríamos ser emocionalmente más responsables y menos dependientes. Dejaríamos de temer no encontrar a la persona adecuada o no ser elegidos/as. No tendríamos que esforzarnos por ser lo que la otra persona desea... simplemente entenderíamos que el amor fluye, que presenta desafíos y que lo más importante es amarnos y conocernos a nosotros mismos... porque no se puede entregar lo que no se tiene.

#dependenciaemocional

#terapiadeparejas